Fecha: 08 de Julio de 2016
Docentes responsables: Beatriz Parada y
Héctor Carrasco
Integrantes: Elisabeth, Luz María,
Alejandra, Israel, Cristobal y Ruth
Presentación
del caso analizado: “Felipe Berrios y la extremaunción del movimiento
estudiantil”. El grupo optó por la opción de una dramatización de un juicio en
el que cada miembro del grupo asumirá un papel y teniendo en cuenta la
resolución final y los lineamientos para la interacción fijados en la discusión
previa.
Resultados
de la discusión y planteamientos generales:
- Hay un dilema entre los conceptos de libertad de culto y libertad de expresión, debido a que ambos son tratados en la constitución chilena, sin embargo, muchas veces como en este caso están en discusión o deben ver cuál prima sobre el otro. La libertad de los “encapuchados” por manifestar su enojo hacia el sistema o la protección de los objetos de culto de la iglesia, como lo sería el Cristo en cuestión.
- La bioética o más bien el proceso del discernimiento bioético en este sentido, está en el delimitar los acontecimientos, los problemas y cómo los actores/involucrados deben actuar de acuerdo a las consecuencias que se desencadenan en los eventos analizados.
- La problemática del caso se analizó en base a la idea que hay acciones que si bien pueden ser discutibles en sus justificaciones (rabia, desencanto con la sociedad, lograr reivindicaciones sociales por medio de la violencia, entre otras), hay un marco legal al que acogerse.
- Hay aspectos generales a considerar como lo son el movimiento estudiantil, las demandas de los estudiantes, la opinión pública (de las personas y de los medios de comunicación) y la cultura del país (amparada en la tradición católica que data desde el tiempo de la conquista).
- Para presentar el caso y en general evitar las opiniones divididas respecto al acto (algunos de los integrantes del grupo encontraban que este acto era una forma de manifestar su descontento respecto a las injusticias del sistema, otros pensaban que a pesar de lo justo o injusto del enojo se pasaba a llevar los valores y objetos de culto de otras personas por tanto era complejo apoyar o castigar tal hecho) se delimitó al sujeto (o sujetos)en cuestión que actuaron desligándolos del movimiento estudiantil, también las justificaciones de sus actos, optando por analizar el acto: romper un objeto sagrado en un contexto particular.
Los
papeles se distribuyeron de la siguiente forma y cada personaje asumió un punto
de vista del suceso, para finalmente dejar un espacio a la reflexión general y
al intercambio de opiniones.
Encapuchado (Luz María): el personaje se
constituyó como una persona en situación de vulnerabilidad socioeconómica, por
tanto sus motivaciones para destruir la imagen iban a demostrar su descontento
por la imposibilidad de tener mejores oportunidades para estudiar en un futuro.
Fiscal (Ruth): su posición es juzgar
mediante la ley los actos del encapuchado, usando como principal argumento la
libertad de culto y la destrucción de propiedad de la iglesia (y además
catalogada como patrimonio nacional).
Abogado Defensor (Elizabeth): su
posición de defensa parte de la libertad de expresión y la necesidad de
espacios para manifestar su enojo.
Querellante/Arzobispo (Cristobal): representa
el punto de vista de la iglesia, y de alguna forma cómo Felipe Berrios describe
el hecho en su columna, es decir como algo malo que debe ser castigado por
pasar a llevar a la iglesia en su conjunto.
Testigo/Señora del quiosco (Alejandra):
es un punto de vista más bien neutro, pues tiene “sentimientos encontrados”, si
bien es partícipe de la comunidad de la iglesia, también está a favor del movimiento
estudiantil y empatiza con la rabia o descontento que podría tener el
“encapuchado”.
Juez (Israel): dirige los testimonios y
el ritmo de la presentación además de tratar de objetivizar los hechos, en una
última instancia plantea el posicionamiento del grupo, y cierra la discusión.